lunes, 19 de marzo de 2012

Para los que quieren a sus padres



Este mediodía he recibido una llamada que me ha alegrado el alma y me ha llenado la sonrisa de luz. Hoy precisamente que tenía el día gris por ser lunes plus Día del Padre. Por mucho que se empeñen en que estas cosas son inventos de El Corte Inglés y blablabla, a una se le encoge el corazón de pena por no poder dar en mano una corbata a su añorado papá.


La llamada ha sido de mi Gema preciosa. Me ha preguntado si me podía contar una cosa a lo que le he contestado un "por supuesto, querida" preparándome para algún escarceo de su Málaga querida, pero vaya corte me he llevado.


Hoy Gema ha estado hablando con su padre. Le ha contado todas las cosas que le han ido pasando, que le preocupan, que le alegran la vida. Imagino que se habrá ahorrado detalles que todas ocultamos a nuestros padres, que no les gusta que llevemos la falda tan corta, sin caer en que en realidad, desde donde está él ahora, lo puede ver casi todo. Ilusa. 
Ha pasado una hora y media sentada frente al mar, cerca de dónde dejaron sus cenizas hace ya algunos años, donde a él le hacía ilusión descansar. Y donde también le acompañaron en su despedida con unos claveles rojos y blancos, los que más le gustaron en la tierra. Cuando Gema ha dicho un "hasta Semana Santa", que volverá, y se ha metido el ipod en el bolsillo, la siguiente ola le ha dejado un clavel blanco a tres metros de sus pies.


Gracias, pequeña mia, por contarme esta historia tan bonita y tan llena de amor. Me has hecho muy feliz. Y gracias también por darme el permiso, con orgullo y encantada (como tu dices), de compartirla con quien quiera leernos.
Gracias, Emilio, por seguir cuidando a tu hija como siempre prometiste que harías.


Os quiero mucho a los dos.